CAPITULO 30
–No puedes dejar a Hailey en el altar…
Justin…
–No lo haré…– tomó el vaso y se tomó lo
que quedaba en un solo trago. – No la dejaré en el altar…– se puso de pie y sin
darme oportunidad de decir algo, salió deprisa del lugar.
*JUSTIN.*
Camine con prisa hasta las habitaciones
del club, sabía dónde estaba ella. Llegue al lugar y abrí la puerta sin tocar,
agradecí que se encontrara sola en la habitación. Ella giro sonriendo, pero
dejo de sonreír al verme.
– ¿No sabes que es de mala suerte ver a
la novia antes de la boda?
–Necesitamos hablar…– le mire y cerré la
puerta tras de mí, ella asintió. – Vete…– le dije. – No te presentes en el
altar…
– ¿Qué pasa? ¿Por qué lo dices? – estaba
confundida. – Claro que me presentare…
–Harás el ridículo… Hailey…– me acerqué
un poco quedando frente a ella. – Si te presentas, no me presentare yo… No
puedo casarme contigo…
– ¿Por qué no? – sus ojos se
cristalizaron.
– ¿Cómo sería capaz de casarme con
alguien a quien no amo?
–Justin…
– ¿Cómo serías tu capaz de casarte con
alguien… a quien le temes?
–No te temo…
–No te mientas… sabes que nunca te gusto
mi tipo de vida…
–Justin pero te dije que lo intentaría…–
se acercó a mí.
–Vine solo a decirte que no subiré al
altar, incluso, apenas salga de acá me iré del lugar…
– ¡JUSTIN! ¡NO PUEDES HACERME ESTO! –
gritó.
–Solo… discúlpame. – le mire por última
vez a los ojos y me gire para salir de la habitación lo antes posible.
*___.*
Los golpes se repitieron otra vez en la
puerta. Camine con prisa para abrirla y quedarme fría en mi lugar al verlo allí
frente a mí puerta.
–Justin…– susurré.
Sus manos se sostenían a ambos lados de
la puerta y su cabeza en dirección hacia abajo, estaba algo despeinado y desarreglado. Tragué saliva evitando pensar
que algo malo le hubiese pasado. – Lo siento. – dijo mientras levantaba su
cabeza y me miraba, vi sus mejillas humedecidas. – Perdóname ___. – sorbió su
nariz al mismo tiempo que sus lágrimas caían.
Mi corazón quedo guindando, lo mire a los
ojos, estaba consciente que yo estaba a punto de romper a llorar, incluso, ya
habían escapado un par de lágrimas. – ¿Qué haces aquí…? – susurré con un nudo
en la garganta.
–No me case ___, no pude, no puedo…
– ¿Qué dices Justin?
–No puedo casarme con una mujer a quien
no amo…– se incorporó. – Por favor perdóname. – dijo mirándome a los ojos. Vi
sus ojos, y pensé ver el cielo en ellos junto con el mar. Sus pestañas estaban
humedecidas, algunas que otras mínimas gotitas de agua colgaban de ellas. Sus
ojos estaban rojizos… su pupila más clara…. – Perdóname ___, por favor. – se
dejó caer de rodillas.
– ¡NO! ¡LEVÁNTATE! – me apresure a
levantarlo mientras lloraba por lo que estaba sucediendo. – Levántate, no hagas
eso…– susurré cuando lo levantaba conmigo.
–Perdóname… te amo a ti, no quiero a mas
nadie en mi vida que no seas tú…
–Justin…– lo mire a los ojos mientras
lloraba. Le sonreí y seque sus mejillas. Y sin decirle nada me lance a sus
brazos. Lo rodeé con mis brazos abrazándolo fuerte, lo más que pude, no quise
dejarlo ir, no debía pedirme perdón, desde el mismo instante que lo vi lo había
perdonado.
Agradecí al cielo por escuchar la súplica
de mi deseo. Sus brazos me rodearon, y me sentía otra vez en casa, protegida…
sin nada a que temer. – Nena…
–Lo sabía. – me separe un poco para
mirarle a la cara. – Sabía que vendrías. – tome su rostro entre mis manos. – Te
espere, todo este tiempo te espere…– dije llorando.
–Estoy aquí…– me miro a los ojos.
Y me alce un poco sobre la punta de mis
pies para besarlo. Sellar este momento con un beso, sin volver atrás, solo
seguir adelante.
–Estoy aquí…– me miro a los ojos.
Y me alce un poco sobre la punta de mis
pies para besarlo. Sellar este momento con un beso, sin volver atrás, solo
seguir adelante. Sus brazos se enroscaron alrededor de mí, sentí mis pies
despegarse del suelo y él avanzar un poco, esté era el momento, al fin juntos,
podía sentirlo…
Desperté, no abrí mis ojos, estaba
intentado que el hermoso sueño perdurará en mi mente. Escuche el ruido en la cocina,
mi madre había venido, quizás se preocupada de más… siempre estaba pendiente en
si comía o no, y a veces… le gustaba asegurarse ella misma de eso.
–Ma…– susurré. Mientras pasaba las manos
por mis ojos restregándolos un poco. – No sabes que sueño tan lindo tuve…–
hablé, pero no vino respuesta de ella. La imagen de Justin todavía rondaba en
mi cabeza. – Había venido en la noche y había decidido no casarse…– murmuré
deseando que hubiese sido realidad.
Sentí mi madre acercarse a la cama en
silencio y colocar algo en la mesita de noche, abrí mis ojos un poco con
curiosidad. No era mi madre, era Justin. No había sido un sueño, había pasado…–
Buenos días nena…– dijo con una sonrisa resplandeciente. Me fije que había
colocado el desayuno en un lado y sin pensarlo se sentó a la orilla de la cama
a mi lado. – No ha sido un sueño…– sonrió con ganas.
– ¡JUSTIN! – chillé y me senté de golpe
abrazándolo. – Estas aquí. – lo apreté a mi cuerpo con miedo a que fuera a
desaparecer en algún momento. – ¿No estoy soñando? – Lo mire, él negó con una
sonrisa en sus labios– Oh por Dios…– pase mis manos por mi cara e intente no
llorar de emoción.
Él acaricio mi cabello y me enrolló en
sus brazos otra vez. – Estoy aquí. – susurro contra mi cabello. – No me iré a
ningún lado…
Me separe un poco de él para mirarlo a
los ojos. – ¿Estaremos ahora juntos?.. – le pregunte.
–Desde ahora en adelante…– respondió
sonriendo. No articule palabra, había extrañado mirarle a los ojos a plena luz
del día cuando estos se encontraban más claros que cuando caía la noche.
Recordé lo sucedido en la noche, fue solo
mirarnos, sonreír y besarnos, hasta quedarnos dormidos, hicimos el amor, sí…
pero con solo mirarnos a los ojos, asumimos que este era nuestro lugar, estar
uno al lado del otro. Recuerdo que no quise preguntarle sobre la boda, no quise
preguntar nada, tenía miedo, a que desapareciera… se fuera otra vez. Pero ahora
estaba aquí… conmigo, trayéndome el desayuno a la cama como si fuera nuestra
luna de miel, sentí lastima por Hailey… pero no podía negar que estaba
demasiado feliz por mí, por Justin y por mí, juntos.
–Deberíamos comer…– comentó mientras su
mano acariciaba mi mejilla, sonreí y asentí.
–Ya vuelvo…– susurré y me levante de la
cama casi que corriendo, me dirigí al baño y suspire frente al espejo, era
real, todo era real reprimí un grito y sonreí con ganas a mí, todo
estaba volviendo a ser como antes.
TRES DÍAS. Sí, eso llevaba Justin en mi
departamento. Todo iba marchando perfecto, el primer día en horas de la tarde
Justin había ido a buscar algo de ropa en su casa intentando no encontrarse con
nadie y así fue, también se encargó de comprar algo de comida y llenar algo mi
cocina ya que éramos nosotros dos nada más. Nuestro tercer día fue UN DÍA casi
PERFECTO, sí, digo casi porque lo fue hasta que cayó la noche y tocaron la
puerta de mi departamento. Justin frunció su ceño sin tener idea de quien era
quien tocaba de esa manera a mi puerta y más a la media noche.
Pensé en sus amigos, pero era imposible,
ninguno de ellos sabía que él estaba conmigo, había tirado su celular en el
agua para que no le molestaran y mi celular, solo respondía si era mi mamá
preguntando como estaba, incluso cada vez que intentaba venir le decía que no
estaría. Justin y yo nos estábamos comportando como unos propios adolescentes
hormonales cuando escapan de sus casas.
Justin se levantó de inmediato de la cama
dejándome sentada y mirando todo. El short le caía hermosamente en su trasero,
sonreí en mi mente mientras lo miraba. Brinque en mi lugar cuando la puerta
sonó más fuerte mire a Justin este camino hasta un bolso que estaba en la mesa
y saco un arma, abrí mi boca sorprendida, no porque estuviera usando un arma,
ya lo había visto antes, sino porque no tenía ni idea de que llevaba el arma
con él.
Mi corazón comenzó a palpitar de forma
muy rápida, sentí que se me saldría por la boca, Justin se acercó a la puerta y
tomo la el pomo para abrirla, mantuve mi respiración mirando la escena. Abrí la
puerta al mismo tiempo que alzaba su arma delante de él apuntando a quien sea
que estuviera allí.
– ¡TRANQUILO SOY YO! – grito un chico. Justin
bajo el arma.
– ¡JODER! – empalideció un poco. – ¡CASÍ
TE MATO CHAZ! – respiro profundo y dio un paso hacia atrás. – ¡¿Qué MANERA DE TOCAR SON ESAS?!
Respire profundo y sentí algo de mareo,
estaba algo alterada, sentí que moría en un momento.
–Lo siento Justin. – dijo en suplica. –
Joder, me fue difícil dar contigo y no quería molestarte pero…– su tonó de voz
era algo asustado y desesperado.
– ¿Qué pasa? – dijo Justin preocupado, su
expresión había cambiado.
–Es Ryan y Fabiana…– comentó me quede
algo fría y quieta mientras escuchaba.
– ¿Qué ha sucedido entre esos dos? –
pregunto Justin como si se tratara de una pelea más entre Ryan y Fabiana.
–Han estado llegando amenazas en casa de Jackson Walker…– respiro profundo. –
Pero como no hemos respondido a sus amenazas se han llevado secuestrada a
Fabiana.
– ¡¿QUÉ ME ESTÁS DICIENDO?! – dijo Justin
casi en un grito. Mi garganta se secó, no podía creer lo que estaba sucediendo.
– ¿TU.TU.TU ESTÁS SEGURO?
–Fabiana no aparecía desde esta mañana
que salió arreglarse las uñas… y hace un momento Ryan recibió la llamada de él.
– estaba en shock. Tenía miedo de que a mi amiga le sucediera algo. – Él solo
pide hablar contigo, dice que quiere negociar algo.
– ¡JODER! – gruño Justin. Me miro y yo
estaba aún en mi lugar. –Vámonos, llévate algo de ropa, debes estar en casa con
alguien cuidándote. – asentí sin poder articular una mínima palabra. Justin que
aún no había desempacado del todo lo que hizo fue guardar lo que había sacado y
cerrar su bolso, yo con rapidez tome un bolso grande y metí ropa sin mirar si
era de dormir o salir. – Déjalo así, allá hay. – dijo Justin al ver que me
dirigía al baño a buscar mi cepillo de diente. Asentí y él tomo el bolso, tome
la cartera que estaba a un lado de la puerta guindando con el celular dentro y
otras cosas. Tome mí sobretodo y Justin su chaqueta. Salude tímidamente a Chaz,
él me saludo… digamos que bien, estaba mal y preocupado. Baje con él mientras
Justin detrás de nosotros cerraba bien mi departamento, subí al auto y luego
Chaz metiendo los bolsos dentro del auto, Justin no tardó en llegar y subir al
auto también.
El trayecto a casa de los chicos fue
corto. Claro Chaz había manejado a toda velocidad. Al estar allí baje del auto
junto a Justin que me llevaba de la mano a su lado y Chaz bajo los bolsos.
Entramos a la casa, estaba todos los chicos, Ryan estaba al final de la sala
caminando de un lado a otro. John estaba sentado en un mueble con su laptop
frente a él y sus dedos no se detenían sobre las teclas. Christian estaba
hablando con dos chicas, lo cual me pareció extraño ¿dos chicas en la casa de
los chicos?.. Khalil estaba a un lado de John sentado.
– ¡JODER PENSE QUE NUNCA LLEGARÍA! – Dijo
Ryan mirando a nuestra dirección.
–BROTH…– dijo Justin soltándome y
caminando hacia él, le dio un abrazo y yo me quede de pie en mi lugar. Apreté mis labios, Khalil me
miro y sonrió un poco en forma de saludo, le devolví la sonrisa algo tímida. –
¿SABEN ALGO MÁS DE ELLA?
–Ya sabemos dónde está. – dijo Ryan.
– ¿Cómo así? – Justin pregunto
sorprendido.
–Ryan fue tan inteligente que le ha
puesto un radar a su anillo de bodas antes de dárselo en el altar. – mire
sorprendida. Dios.
–Wo…– Justin se relajó un poco. – ¿Qué
hacemos aquí entonces? – miro a Ryan.
–Te estábamos esperando. – Respondió
John.
–Dejen y me cambio…– dijo Justin, ellos
asintieron y Justin camino hacia mí, me tomo de la mano y me hizo caminar a su
lado en silencio, subimos las escaleras y camine por el pasillo por donde hace
mucho no caminaba, él se dirigió a su habitación abrió la puerta me hizo pasar
y me sorprendí al ver que ya los bolsos estaban allí, y que la habitación
estaba diferente.
–Wo…– camine por el centro de ella
mirando todo, ahora tenía una tonalidad blanca y los cajones, mesas de noche,
la cama, la puerta del baño… y otras cosas era de un color marrón muy oscuro
que parecía llegar a ser negro. Las sabanas del colchón estaban impecables. Deje
mi cartera sobre la cama y deje mi sobretodo porque había frio. Mire a Justin.
–Lo mande a remodelar hace tiempo,
primera vez que lo veo…– sonrió un poco, sonreí pero aun preocupada. Lo mire,
ya se había puesto el pantalón y los zapatos, termino de colocarse la camiseta
y encima se colocó un suéter con capucha negro.
–Justin…– me acerque a él.
–Tengo que ir nena… vuelvo luego…
–Espera. – le tome por el suéter. –
Promete que regresaran todos bien…
–Nena…
–Estoy angustiada ahora mismo por todos…–
una lágrima cayo por mi mejilla.
–Nena…– tomo mi barbilla y con su dedo
pulgar seco mi mejilla. – Vendré por ti, a verte otra vez, para que nos
escapemos otras vez…– me susurró en los labios sonriendo un poco, no pude
evitar sonreír un poco.
–Estaré esperando con el corazón en la
garganta…– susurré abrazándolo.
–Vamos… si quieres dormir vienes aquí…–
asentí. – No te preocupes por nada, todo estará bien…– me sonrió, asentí.
Caminamos abrazado hasta fuera de la habitación.
Al llegar abajo los chicos ya estaban
listos, Justin camino hacia Ryan quien le paso unas armas y otras cosas.
Estaban todos preparados y la chicas… posiblemente en el mismo estado que yo,
preocupadas. – ¿Quién estará con ___? – pregunto Justin a todos.
–Chaz se quedara en casa con ellas…–
comento John. Justin asintió. – Para que estés más tranquilo… hay caminantes
alrededor de la casa.
– ¿Los has llamado?
– ¿Quieres que estén seguras, no? – pregunto,
Justin asintió.
–Vale, vamos que aún queda algo
importante por hacer…– dijo Christian. Todos asintieron. Vi a Christian
despedirse de una de las chicas con besos y abrazos. Entonces era su novia… Vi
a Khalil también despidiéndose de la otra chica. Vaya… así que tienen novias…–
suspire.
–Volveré, trata de dormir…– me susurró
Justin sobre mi frente antes de depositar un beso y salir de casa junto a Ryan,
los chicos salieron de casa llevándose sus cosas, Chaz fue el único que se
quedó sentado en el sofá mientras miraba su celular, no paso mucho para que se
escuchara el auto rechinar los cauchos sobre el asfalto y marcharse. Suspire en
mi lugar y mire todo el lugar en silencio. Camine hasta las escaleras y me
senté en uno de sus escalones a la mitad de ella. Me recosté a la barandilla,
estaba asustada, todos los chicos, menos Chaz, estaban en peligro junto a
Fabiana, solo pedía a Dios que regresaran todos y bien…
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SOORRY POR DESAPARECER....
ANDO SIN INTERNET...
AAAAAAAAAAAAAAAA
GRACIAS A LAS QUE AUN SIGUEN LEYENDO <3