jueves, 31 de enero de 2019

CAPITULO 30


CAPITULO 30



–No puedes dejar a Hailey en el altar… Justin…

–No lo haré…– tomó el vaso y se tomó lo que quedaba en un solo trago. – No la dejaré en el altar…– se puso de pie y sin darme oportunidad de decir algo, salió deprisa del lugar.


*JUSTIN.*

Camine con prisa hasta las habitaciones del club, sabía dónde estaba ella. Llegue al lugar y abrí la puerta sin tocar, agradecí que se encontrara sola en la habitación. Ella giro sonriendo, pero dejo de sonreír al verme.

– ¿No sabes que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda?

–Necesitamos hablar…– le mire y cerré la puerta tras de mí, ella asintió. – Vete…– le dije. – No te presentes en el altar…

– ¿Qué pasa? ¿Por qué lo dices? – estaba confundida. – Claro que me presentare…

–Harás el ridículo… Hailey…– me acerqué un poco quedando frente a ella. – Si te presentas, no me presentare yo… No puedo casarme contigo…

– ¿Por qué no? – sus ojos se cristalizaron.

– ¿Cómo sería capaz de casarme con alguien a quien no amo?

–Justin…

– ¿Cómo serías tu capaz de casarte con alguien… a quien le temes?

–No te temo…

–No te mientas… sabes que nunca te gusto mi tipo de vida…

–Justin pero te dije que lo intentaría…– se acercó a mí.

–Vine solo a decirte que no subiré al altar, incluso, apenas salga de acá me iré del lugar…

– ¡JUSTIN! ¡NO PUEDES HACERME ESTO! – gritó.

–Solo… discúlpame. – le mire por última vez a los ojos y me gire para salir de la habitación lo antes posible.


*___.*


Los golpes se repitieron otra vez en la puerta. Camine con prisa para abrirla y quedarme fría en mi lugar al verlo allí frente a mí puerta.

–Justin…– susurré.

Sus manos se sostenían a ambos lados de la puerta y su cabeza en dirección hacia abajo, estaba algo despeinado  y desarreglado. Tragué saliva evitando pensar que algo malo le hubiese pasado. – Lo siento. – dijo mientras levantaba su cabeza y me miraba, vi sus mejillas humedecidas. – Perdóname ___. – sorbió su nariz al mismo tiempo que sus lágrimas caían.

Mi corazón quedo guindando, lo mire a los ojos, estaba consciente que yo estaba a punto de romper a llorar, incluso, ya habían escapado un par de lágrimas. – ¿Qué haces aquí…? – susurré con un nudo en la garganta.

–No me case ___, no pude, no puedo…

– ¿Qué dices Justin?

–No puedo casarme con una mujer a quien no amo…– se incorporó. – Por favor perdóname. – dijo mirándome a los ojos. Vi sus ojos, y pensé ver el cielo en ellos junto con el mar. Sus pestañas estaban humedecidas, algunas que otras mínimas gotitas de agua colgaban de ellas. Sus ojos estaban rojizos… su pupila más clara…. – Perdóname ___, por favor. – se dejó caer de rodillas.

– ¡NO! ¡LEVÁNTATE! – me apresure a levantarlo mientras lloraba por lo que estaba sucediendo. – Levántate, no hagas eso…– susurré cuando lo levantaba conmigo.

–Perdóname… te amo a ti, no quiero a mas nadie en mi vida que no seas tú…

–Justin…– lo mire a los ojos mientras lloraba. Le sonreí y seque sus mejillas. Y sin decirle nada me lance a sus brazos. Lo rodeé con mis brazos abrazándolo fuerte, lo más que pude, no quise dejarlo ir, no debía pedirme perdón, desde el mismo instante que lo vi lo había perdonado.

Agradecí al cielo por escuchar la súplica de mi deseo. Sus brazos me rodearon, y me sentía otra vez en casa, protegida… sin nada a que temer. – Nena…

–Lo sabía. – me separe un poco para mirarle a la cara. – Sabía que vendrías. – tome su rostro entre mis manos. – Te espere, todo este tiempo te espere…– dije llorando.

–Estoy aquí…– me miro a los ojos.

Y me alce un poco sobre la punta de mis pies para besarlo. Sellar este momento con un beso, sin volver atrás, solo seguir adelante.



–Estoy aquí…– me miro a los ojos.

Y me alce un poco sobre la punta de mis pies para besarlo. Sellar este momento con un beso, sin volver atrás, solo seguir adelante. Sus brazos se enroscaron alrededor de mí, sentí mis pies despegarse del suelo y él avanzar un poco, esté era el momento, al fin juntos, podía sentirlo…


Desperté, no abrí mis ojos, estaba intentado que el hermoso sueño perdurará en mi mente. Escuche el ruido en la cocina, mi madre había venido, quizás se preocupada de más… siempre estaba pendiente en si comía o no, y a veces… le gustaba asegurarse ella misma de eso.

–Ma…– susurré. Mientras pasaba las manos por mis ojos restregándolos un poco. – No sabes que sueño tan lindo tuve…– hablé, pero no vino respuesta de ella. La imagen de Justin todavía rondaba en mi cabeza. – Había venido en la noche y había decidido no casarse…– murmuré deseando que hubiese sido realidad.

Sentí mi madre acercarse a la cama en silencio y colocar algo en la mesita de noche, abrí mis ojos un poco con curiosidad. No era mi madre, era Justin. No había sido un sueño, había pasado…– Buenos días nena…– dijo con una sonrisa resplandeciente. Me fije que había colocado el desayuno en un lado y sin pensarlo se sentó a la orilla de la cama a mi lado. – No ha sido un sueño…– sonrió con ganas.

– ¡JUSTIN! – chillé y me senté de golpe abrazándolo. – Estas aquí. – lo apreté a mi cuerpo con miedo a que fuera a desaparecer en algún momento. – ¿No estoy soñando? – Lo mire, él negó con una sonrisa en sus labios– Oh por Dios…– pase mis manos por mi cara e intente no llorar de emoción.

Él acaricio mi cabello y me enrolló en sus brazos otra vez. – Estoy aquí. – susurro contra mi cabello. – No me iré a ningún lado…

Me separe un poco de él para mirarlo a los ojos. – ¿Estaremos ahora juntos?.. – le pregunte.

–Desde ahora en adelante…– respondió sonriendo. No articule palabra, había extrañado mirarle a los ojos a plena luz del día cuando estos se encontraban más claros que cuando caía la noche.

Recordé lo sucedido en la noche, fue solo mirarnos, sonreír y besarnos, hasta quedarnos dormidos, hicimos el amor, sí… pero con solo mirarnos a los ojos, asumimos que este era nuestro lugar, estar uno al lado del otro. Recuerdo que no quise preguntarle sobre la boda, no quise preguntar nada, tenía miedo, a que desapareciera… se fuera otra vez. Pero ahora estaba aquí… conmigo, trayéndome el desayuno a la cama como si fuera nuestra luna de miel, sentí lastima por Hailey… pero no podía negar que estaba demasiado feliz por mí, por Justin y por mí, juntos.

–Deberíamos comer…– comentó mientras su mano acariciaba mi mejilla, sonreí y asentí.

–Ya vuelvo…– susurré y me levante de la cama casi que corriendo, me dirigí al baño y suspire frente al espejo, era real, todo era real reprimí un grito y sonreí con ganas a mí, todo estaba volviendo a ser como antes.

TRES DÍAS. Sí, eso llevaba Justin en mi departamento. Todo iba marchando perfecto, el primer día en horas de la tarde Justin había ido a buscar algo de ropa en su casa intentando no encontrarse con nadie y así fue, también se encargó de comprar algo de comida y llenar algo mi cocina ya que éramos nosotros dos nada más. Nuestro tercer día fue UN DÍA casi PERFECTO, sí, digo casi porque lo fue hasta que cayó la noche y tocaron la puerta de mi departamento. Justin frunció su ceño sin tener idea de quien era quien tocaba de esa manera a mi puerta y más a la media noche.

Pensé en sus amigos, pero era imposible, ninguno de ellos sabía que él estaba conmigo, había tirado su celular en el agua para que no le molestaran y mi celular, solo respondía si era mi mamá preguntando como estaba, incluso cada vez que intentaba venir le decía que no estaría. Justin y yo nos estábamos comportando como unos propios adolescentes hormonales cuando escapan de sus casas.

Justin se levantó de inmediato de la cama dejándome sentada y mirando todo. El short le caía hermosamente en su trasero, sonreí en mi mente mientras lo miraba. Brinque en mi lugar cuando la puerta sonó más fuerte mire a Justin este camino hasta un bolso que estaba en la mesa y saco un arma, abrí mi boca sorprendida, no porque estuviera usando un arma, ya lo había visto antes, sino porque no tenía ni idea de que llevaba el arma con él.

Mi corazón comenzó a palpitar de forma muy rápida, sentí que se me saldría por la boca, Justin se acercó a la puerta y tomo la el pomo para abrirla, mantuve mi respiración mirando la escena. Abrí la puerta al mismo tiempo que alzaba su arma delante de él apuntando a quien sea que estuviera allí.

– ¡TRANQUILO SOY YO! – grito un chico. Justin bajo el arma.

– ¡JODER! – empalideció un poco. – ¡CASÍ TE MATO CHAZ! – respiro profundo y dio un paso hacia atrás. –  ¡¿Qué MANERA DE TOCAR SON ESAS?!

Respire profundo y sentí algo de mareo, estaba algo alterada, sentí que moría en un momento.

–Lo siento Justin. – dijo en suplica. – Joder, me fue difícil dar contigo y no quería molestarte pero…– su tonó de voz era algo asustado y desesperado.

– ¿Qué pasa? – dijo Justin preocupado, su expresión había cambiado.

–Es Ryan y Fabiana…– comentó me quede algo fría y quieta mientras escuchaba.

– ¿Qué ha sucedido entre esos dos? – pregunto Justin como si se tratara de una pelea más entre Ryan y Fabiana.

–Han estado llegando amenazas en casa de Jackson Walker…– respiro profundo. – Pero como no hemos respondido a sus amenazas se han llevado secuestrada a Fabiana.

– ¡¿QUÉ ME ESTÁS DICIENDO?! – dijo Justin casi en un grito. Mi garganta se secó, no podía creer lo que estaba sucediendo. – ¿TU.TU.TU ESTÁS SEGURO?

–Fabiana no aparecía desde esta mañana que salió arreglarse las uñas… y hace un momento Ryan recibió la llamada de él. – estaba en shock. Tenía miedo de que a mi amiga le sucediera algo. – Él solo pide hablar contigo, dice que quiere negociar algo.

– ¡JODER! – gruño Justin. Me miro y yo estaba aún en mi lugar. –Vámonos, llévate algo de ropa, debes estar en casa con alguien cuidándote. – asentí sin poder articular una mínima palabra. Justin que aún no había desempacado del todo lo que hizo fue guardar lo que había sacado y cerrar su bolso, yo con rapidez tome un bolso grande y metí ropa sin mirar si era de dormir o salir. – Déjalo así, allá hay. – dijo Justin al ver que me dirigía al baño a buscar mi cepillo de diente. Asentí y él tomo el bolso, tome la cartera que estaba a un lado de la puerta guindando con el celular dentro y otras cosas. Tome mí sobretodo y Justin su chaqueta. Salude tímidamente a Chaz, él me saludo… digamos que bien, estaba mal y preocupado. Baje con él mientras Justin detrás de nosotros cerraba bien mi departamento, subí al auto y luego Chaz metiendo los bolsos dentro del auto, Justin no tardó en llegar y subir al auto también.

El trayecto a casa de los chicos fue corto. Claro Chaz había manejado a toda velocidad. Al estar allí baje del auto junto a Justin que me llevaba de la mano a su lado y Chaz bajo los bolsos. Entramos a la casa, estaba todos los chicos, Ryan estaba al final de la sala caminando de un lado a otro. John estaba sentado en un mueble con su laptop frente a él y sus dedos no se detenían sobre las teclas. Christian estaba hablando con dos chicas, lo cual me pareció extraño ¿dos chicas en la casa de los chicos?.. Khalil estaba a un lado de John sentado.

– ¡JODER PENSE QUE NUNCA LLEGARÍA! – Dijo Ryan mirando a nuestra dirección.

–BROTH…– dijo Justin soltándome y caminando hacia él, le dio un abrazo y yo me quede de pie  en mi lugar. Apreté mis labios, Khalil me miro y sonrió un poco en forma de saludo, le devolví la sonrisa algo tímida. – ¿SABEN ALGO MÁS DE ELLA?

–Ya sabemos dónde está. – dijo Ryan.

– ¿Cómo así? – Justin pregunto sorprendido.

–Ryan fue tan inteligente que le ha puesto un radar a su anillo de bodas antes de dárselo en el altar. – mire sorprendida. Dios.

–Wo…– Justin se relajó un poco. – ¿Qué hacemos aquí entonces? – miro a Ryan.

–Te estábamos esperando. – Respondió John.

–Dejen y me cambio…– dijo Justin, ellos asintieron y Justin camino hacia mí, me tomo de la mano y me hizo caminar a su lado en silencio, subimos las escaleras y camine por el pasillo por donde hace mucho no caminaba, él se dirigió a su habitación abrió la puerta me hizo pasar y me sorprendí al ver que ya los bolsos estaban allí, y que la habitación estaba diferente.

–Wo…– camine por el centro de ella mirando todo, ahora tenía una tonalidad blanca y los cajones, mesas de noche, la cama, la puerta del baño… y otras cosas era de un color marrón muy oscuro que parecía llegar a ser negro. Las sabanas del colchón estaban impecables. Deje mi cartera sobre la cama y deje mi sobretodo porque había frio. Mire a Justin.

–Lo mande a remodelar hace tiempo, primera vez que lo veo…– sonrió un poco, sonreí pero aun preocupada. Lo mire, ya se había puesto el pantalón y los zapatos, termino de colocarse la camiseta y encima se colocó un suéter con capucha negro.

–Justin…– me acerque a él.

–Tengo que ir nena… vuelvo luego…

–Espera. – le tome por el suéter. – Promete que regresaran todos bien…

–Nena…

–Estoy angustiada ahora mismo por todos…– una lágrima cayo por mi mejilla.

–Nena…– tomo mi barbilla y con su dedo pulgar seco mi mejilla. – Vendré por ti, a verte otra vez, para que nos escapemos otras vez…– me susurró en los labios sonriendo un poco, no pude evitar sonreír un poco.

–Estaré esperando con el corazón en la garganta…– susurré abrazándolo.

–Vamos… si quieres dormir vienes aquí…– asentí. – No te preocupes por nada, todo estará bien…– me sonrió, asentí. Caminamos abrazado hasta fuera de la habitación.

Al llegar abajo los chicos ya estaban listos, Justin camino hacia Ryan quien le paso unas armas y otras cosas. Estaban todos preparados y la chicas… posiblemente en el mismo estado que yo, preocupadas. – ¿Quién estará con ___? – pregunto Justin a todos.

–Chaz se quedara en casa con ellas…– comento John. Justin asintió. – Para que estés más tranquilo… hay caminantes alrededor de la casa.

– ¿Los has llamado?

– ¿Quieres que estén seguras, no? – pregunto, Justin asintió.

–Vale, vamos que aún queda algo importante por hacer…– dijo Christian. Todos asintieron. Vi a Christian despedirse de una de las chicas con besos y abrazos. Entonces era su novia… Vi a Khalil también despidiéndose de la otra chica. Vaya… así que tienen novias…– suspire.

–Volveré, trata de dormir…– me susurró Justin sobre mi frente antes de depositar un beso y salir de casa junto a Ryan, los chicos salieron de casa llevándose sus cosas, Chaz fue el único que se quedó sentado en el sofá mientras miraba su celular, no paso mucho para que se escuchara el auto rechinar los cauchos sobre el asfalto y marcharse. Suspire en mi lugar y mire todo el lugar en silencio. Camine hasta las escaleras y me senté en uno de sus escalones a la mitad de ella. Me recosté a la barandilla, estaba asustada, todos los chicos, menos Chaz, estaban en peligro junto a Fabiana, solo pedía a Dios que regresaran todos y bien…



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SOORRY POR DESAPARECER....
ANDO SIN INTERNET...
AAAAAAAAAAAAAAAA
GRACIAS A LAS QUE AUN SIGUEN LEYENDO <3

sábado, 1 de octubre de 2016

CAPITULO 29




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Abrí mis ojos y vi el eco de mi grito ir sobre la ciudad… se iba, tan libre, libre como quería yo sentirme.

–No lo hagas más…– escuche la voz masculina detrás de mí.

Me gire inmediatamente sobre mis pies dándome la vuelta y fijándome de quien era. – Just.Justin. – dije con la garganta seca mientras al mismo tiempo y rápidamente secaba mis ojos y mis mejillas. – ¿Qué– Qué Haces acá? – abrí mis ojos por la sorpresa. Él estaba tan cambiado, o quizás es solo porque tenía mucho tiempo sin verle.

Él se mantuvo en silencio mirándome con su boca un poco abierta, luego volvió en sí y parpadeo fijando su mirada en mí nuevamente. – ___... – susurró. – Yo…– estaba sin habla y finalmente soltó su aliento, todo lo que hacía era mirarme.

–Yo lo siento… sí vine a tu lugar…– mire a mi alrededor.

–No, no hay problema. –se apresuró en decirme. – Yo… no sabía…– murmuró y me miró como si ahora cayera en cuenta de todo. – No sabía que estabas en la ciudad…– me miro a los ojos.

–Yo…– baje la mirada. – Solo de paso…– me encogí de hombros. Suspire y mire a mí alrededor. – Ya me iba…– le sonreí fingidamente.

Comencé a caminar para irme, pase por su lado sin decirle nada más, pero no pude llegar muy lejos de él. Su mano me detuvo. –Quédate…– susurró con mi muñeca agarrada.

Tragué saliva y me gire un poco a verle. Se le veía confundido… pero a la vez feliz, y triste…– Justin…

–Solo será hoy ___, necesitamos hablar…– insistió sin soltarme.

–Está bien…– asentí y lamí mis labios desviando mi mirada de sus ojos que me intimidaban.

Estuvimos en silencio, él traía con él una mochila de viaje, de donde saco una carpa y la armo sin ningún problema, tendió una cobija sobre la grama me invito a sentarme y él sin miedo se sentó a mi lado, no muy cerca, pero no tan lejos, podía escuchar su respiración.

–Creo que…– suspiro. – Necesito una explicación…– me miro un poco a la cara y yo esquive su mirada sobre mis ojos. – ¿Por qué desapareciste? ¿Por qué huías?

–Yo…– lamí mis labios. Respire profundo y mire el atardecer que comenzaba a formarse. – pensé que era mejor la vida por separados, pensé que era lo correcto, tu habías tomado tu decisión…

–Pero había ido a buscarte… ese día por cosas del destino te encontré, estaba en una reunión de trabajo… y tú... estabas allí y escapaste…

–No creo que haya caso hablar de esto Justin…– le mire por segunda vez a los ojos desde que había llegado.

–Yo sí…

–No. – le interrumpí. – Ya eso es pasado… ya estamos… cada uno con su vida hecha…

– ¿Por qué hablas como si todo hubiese terminado?

–Porque es así…– le mire. – Te vas a casar. – comencé a llorar sin poder controlarme. – No hay nada que se pueda hacer. – sequé mis lágrimas pero seguían saliendo más.

–Detente…– trato de calmarme.

– ¡NO! – grité, harta de todo. – No me digas que me detenga… ¡SE SUPONE QUE ESTO NO DEBÍA AFECTARME! – grite con rabia aun llorando. – ¡TU NO DEBES AFECTARME! Y aun así... – comencé a llorar. – Años, Justin. – mire la puesta del sol al final de las montañas. – Y no pudiste hacer lo que con ella has hecho…– sorbí mi nariz. – yo realme…– Me interrumpió.

No me dejo terminar de hablar, su mano se había posado rápidamente en mi mejilla girándome hacía él y besándome. Sí, besándome.

Cerré mis ojos, admito que extrañaba sus labios… sus besos… su mano fue hasta mi cuello donde se deslizo hasta mi nuca y se entrelazo con fuerza con mi cabello. El beso se hizo más intenso, nuestras bocas se abrían más. Nuestros labios comenzaban a dormirse de la fuerza que hacíamos sobre ellos. Mis lágrimas ya no salían.

Era mágico, porque aun con los ojos cerrados podía ver el atardecer cayendo frente a nosotros.

–Justin…– me separé un poco de él aun quedando cerca de su rostro.

–Olvidemos todo ___... – me miro a los ojos. – Seamos felices ahora…– tragó saliva, sus ojos eran de súplica. – No escapes otra vez, al menos no hoy. – busco alguna respuesta en mis ojos. – Solo te pido este día… o lo que queda de él…– lamió sus labios. – Por favor…– suplicó. Y asentí.

Lo hice. Acepte no irme, por esté día. Acepte ser feliz con él por un corto momento. Aunque no fuera para siempre… sentiría eterno este momento.

El atardecer estaba en su punto más hermoso, el cielo yacía de un color naranja con algunos tonos rojizos, encima de ellos podía brillar también un color rosa… y la montaña tomo varias tonalidades de colores… como si un arcoíris estuviera sobre ella. Y entendí porque Justin y los chicos la llamaban la montaña de los colores. Esto parecía mágico… era como EL MOMENTO PERFECTO DE NUESTRAS VIDAS.




Me encontraba sentada mirando el atardecer, ya estaba terminando, habíamos permanecido en silencio, incluso podía amar ese silencio, porque… él, él estaba ahí, era mi compañía hoy, y… no podía pedir algo mejor en este momento. – Lo siento…– susurró, abrí un poco mis ojos y gire un poco mi cabeza para verle. Él miraba hacia adelante. – Muy tarde me di de cuenta que tú eras la chica perfecta de mi vida… ahora te he perdido, sé que te cuesta verme, lo has dicho te afecta… y aun así seguías huyendo… de mí… y tenías razón… tenías razón para hacerlo, yo me había comportado de lo peor contigo… y lo siento…

No dije nada, fui a decir algo… pero ¿Qué podía decirle? ¿Qué estaba bien? ¿Qué le entendía? No, no podía decirle eso. Porque no estaba bien lo que había hecho, no podía entenderle aun después de tanto tiempo…

–Estoy a días a casarme… y ahora estoy deseando que seas tú quien me espere en ese altar… pero tienes razón…– volteó a mirarme. – El destino ha hecho tantas cosas por no dejarnos juntos, que quizás sean cosas del destino el que no estemos juntos…– baje la mirada, no sabía que decir. – te extraño…– su mano fue hasta mi barbilla y la alzo un poco para que así yo le mirara a los ojos. – Te he extrañado todo este tiempo… y está bien si no dices nada… te entenderé… pero… quiero que sepas que estar aquí hoy… contigo… conseguirte aquí… fue lo mejor que me pudo haber pasado en estos meses…

“Uno…”

–Justin…– fui a decir algo pero el nudo en mi garganta me detuvo, él sonrió un poco mientras negaba con un pequeño movimiento de cabeza, no quería que hablara, y agradecí eso, porque realmente no sabía que decirle.

–Sé que no volveremos… porque estas tan decidida a no hacerlo… y yo por otro lado… estoy a punto de casarme. – suspire, el atardecer ya había desaparecido, ahora sobre nosotros estaba un cielo estrellado. Me deje caer hacia atrás, quedando así sobre la manta que había en el sueldo donde estábamos sentados. – Perdón… muchas veces quise decirte esa palabra… Perdón. – le escuche suspirar. Abrí mis ojos… mire el cielo, mi corazón por alguna razón iba a mil. Sentí que se movió a mi lado, y apareció frente a mí… él continuaba sentado, inclinado sobre mí. – ___... – sus ojos buscaban los míos con desespero. – Te amo... y pase lo que pase… jamás dejare de hacerlo. – susurró sin dejar mis ojos. Quede sin aliento, mi mente estaba en blanco. No dije nada. Él… se dejó caer sobre su codo quedando mucho más cerca de mi rostro. – Realmente te amo…– su aliento chocaba con el mío. Y no dijo más nada, se acercó más acortando el poco espacio que nos separaba y me beso.

“Dos…”


––


–___... – susurró, suspire y sorbí mi nariz, seque mis mejillas y sonreí antes de voltearme y mirarle. Ella sonrió con tristeza, sabía que podía darse de cuenta el cómo me sentía. – ¿Estarás bien? – preguntó. Asentí sonriendo mientras mis ojos se achinaban. – Tengo que irme… tengo que hacer algo con Frank y…

–Está bien mamá. – le sonreí y camine hacia ella. – Estaré bien. – la abracé. – Ve… que te vaya bien, que llegues bien.

– ¿Segura que estarás bien? – pregunto algo preocupada.

–Lo estaré mamá. – le sonreí nuevamente un poco. – Dentro de poco bajare al departamento y veré alguna que otra película…– suspiré guardando mis manos en los bolsillos de mi sobretodo.

–Te he dejado algo de comida dentro del microonda…– sonrió con compasión.

–Me asegurare de comérmela toda. – le guiñe y le sonreí.

– ¿Estarás bien? – volvió a preguntar por novena vez en lo que iba de día. Yo asentí y suspire sin mirarle a los ojos. – ¿Te sientes bien?

Levante mi rostro y la mire a los ojos. Apreté mis puños dentro de los bolsillos de mi sobretodo. Suspire y asentí. – Estoy bien… pero puedo decir que he tenido días mejores…– me encogí de hombros. – Ve madre… se te hará más tarde. – ella asintió y sin decir más se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras para irse.

No me di la vuelta hasta que no la deje de ver. Pero en seguida volví a estar sola y las lágrimas volvieron aparecer. Camine hasta la horilla, me recosté en el alto muro que funcionaba como barandilla de la terraza del pequeño edificio.

Estaba bastante alto el lugar. Mire el cielo, ya había caído la tarde, el cielo era triste, no fue como ese día que iluminaba todo a su paso… y te hacía sentirte feliz con tan solo verle… hoy… era diferente.

La fría brisa choco mi rostro y cerré mis ojos dejándome llevar. Y… recordando ese día… tan temprano en la mañana cuando le deje mientras él dormía.

Me sentía mal. Estaba muriendo nuevamente… ¿Qué hice para merecer esta vida? ¿Qué hice mal? Pregunte en mis pensamientos mirando el cielo. Me sentía realmente mal por haber dejado todo de mí atrás nuevamente. Justin… él se veía tan feliz… pero sabíamos que era por solo un momento, estábamos en una burbuja, sabíamos que todo volvería a la realidad, y yo solo apresure ese paso.

Tuve miedo, lo acepto, porque me sentí tan bien con él, pero… él no iba a dar marcha atrás con su boda, y yo… tuve miedo, y me aleje, porque lo estaba volviendo amar… o quizás nunca lo deje de amar, pero estaba recordando cómo se sentía estar con la persona que amas y sentirte amada. Y tuve miedo de seguir… de seguir adelante con su juego y luego él se fuera… y sentirme tan perdida… como las veces anteriores… y dolía, porque me aleje para no sentirme así… aquí estaba, sintiéndome perdida… vacía… con un hueco en el corazón… pero todo esto era soportable, porque lo esperaba, desde que me enteré de todo, esperaba este momento y estaba preparada, sabía que debía mantenerme sin hacer nada… él… estaría en un par de horas frente a una mujer, en un altar, jurándole amor eterno, prometiéndole cuidarla en la salud y en la enfermedad… y yo… estaré aquí… deseando que todo fuera un sueño. Deseando volver el tiempo atrás… a los momentos de felicidad…



*RYAN.*


–Él está por llegar…– le dije a ella quien se veía hermosa vestida de novia.

–Gracias por ser mi… nuestro. – corrigió. – padrino de boda. – sonrió.

–Siempre es un placer. – le sonreí. – Iré con mi esposa…– murmuré, ella asintió y se dio la vuelta para que las chicas que estaban con ella en la habitación la ayudaran a terminarse de arreglar.

Salí de la habitación y cerré la puerta tras de mí. Respire profundo, estaba nervioso, Justin tenía media hora de retraso. Pero Hailey parecía no notarlo. Mire a mi izquierda, al final del pasillo donde estaba Fabiana hermosa como siempre, sonrió tímidamente mientras se encogía de hombros. Camine hacia ella sonriéndole.

– ¿Estás preocupado? – preguntó frente de mí mientras colocaba sus manos en mis hombros y los masajeaba suavemente. Asentí. – Él vendrá… estoy segura…

–Necesito un tragó…– pase la mano por mi cuello. Ella asintió.

–Te iría bien…– susurró, sonreí y deposite un beso en sus labios. – Solo asegúrate de estar sobrio cuando llegue Justin…

–Lo estaré… solo será un trago.

–Yo seguiré llamándolo mientras te tomas un tiempo…– me comunico, asentí agradecido. Ella me abrazo y deposito un beso en mi mejilla. – Ve…– dijo mientras se abría hacia un lado dándome paso para salir del lugar.

Me dirigí al pequeño bar dentro de club. Suspire y afloje mi corbata un poco, sentía que moriría  asfixiado. Camine cabizbajo sin que nadie notara que podría ser yo… él padrino de la boda quien estaba por alcoholizarse por culpa del estrés causa por el retraso del novio.

Llegando a la barra me detuve en seco. Me sorprendí. Allí estaba él, con solo la camiseta blanca algo desajustada y el resto sobre el espaldar del asiento. Lucía relajado, como luciría un novio después de la boda, su corbata estaba mucha más desajustada que la mía, suspire y me apresure a llegar a él.

–Joder Justin. – dije llegando a él. – Me tenía preocupado, la boda lleva una hora de retraso…– le vi ingerir un trago de Whiskey, mantuve silencio él me miro y sonrió un poco sin animo.

– ¿Qué sentiste cuando te casaste con Fabiana? – pregunto. Fui a responder inmediatamente pero luego suspire y me calme, tome asiento a su lado frente a la barra mientras ordenaba un trago para mí.

–Fue lo mejor…– suspiré. Él hombre mayor me entrego mi vaso y tomé un trago. – No sé si estás aquí porque estas nervioso. – sonreí. – Pero… se siente increíble casarte con la mujer que amas. Verla caminar hacia a ti, vestida hermosamente de blanco… Dios… no sé cómo explicarlo, pero realmente se siente muy bien. Me sentí el hombre más afortunado del mundo por tenerla, quería que todo fuera rápido para así poder gritarle al mundo que ella era mía, que nadie podía interponerse… la amaba en ese entonces y aun la amo y mucho más…

– ¿Entonces te casaste con una mujer que amas?

–Realmente… sí…– solté un respiro sintiéndome feliz y tomando un trago. – ¿Por qué me pregu…

–No lo siento…– dijo sin dejar que yo terminara de hablar. – No la amo Ryan…– su mirada estaba fija en el vaso de cristal algo lleno. – Ni siquiera sé si la quiero suficiente para casarme con ella…– me miro esta vez. – No es la mujer que amo en mi vida…– sus ojos estaban cristalizados. – No me siento como te sentiste ese día…

–Pero podrías amarla con él tiempo…

– ¿Y no sentirme como tu él día de mi boda? – preguntó.

–Quiero sentir que la amo desde el mismo instante que me case con ella incluso antes…

–No puedes dejar a Hailey en el altar… Justin…

–No lo haré…– tomó el vaso y se tomó lo que quedaba en un solo trago. – No la dejaré en el altar…– se puso de pie y sin darme oportunidad de decir algo, salió deprisa del lugar.

–Me volveré loco…– tomé mi cabello y agache mi cabeza. Luego tome él trago y pedí otro más.



*___.*


Sequé mis mejillas cansada de llorar. Respiré profundo llenando mis pulmones de aire fresco. Mire la hora en la pantalla de mi celular, 8:27pm. Ya hacía una hora que Justin había ido al altar… cerré mis ojos y guarde mi celular en el bolsillo de mi sobretodo. Me resigne.

Baje las escaleras con cuidado, llegue hasta mi piso, luego entre a mi departamento. Me asegure de comerme en silencio la comida que mi madre hace tres horas había dejado para mí. Lave los platos, hice todo en silencio, como si existiera alguien dentro del departamento quien dormía y no podía despertar.

Camine sigilosamente hasta mi closet, tome una camiseta cómoda junto a un short y lo deje sobre la cama. Entre al baño deje mi celular sobre el mesón del lavabo. Entre a la ducha con ropa, no me importo mojarla toda, entre allí y deje caer agua sobre mi cabello, la cual corría y caía sobre mi ropa empapándola toda.

Luego de todo me apresure a salir, me despoje de toda la ropa húmeda dejándola en el suelo, me enrolle en una toalla y salí a la habitación. Llegue a mi cama, tome una ropa interior del closet y luego me vestí con lo que había escogido antes, sequé un poco mi cabello con la toalla y luego la colgué en su respectivo lugar, cepille mi cabello hasta desenredarlo.

Hoy era el día… que realmente había perdido al amor de mi vida…


Camine con calma hasta el sofá frente a la televisión, me senté allí y lo encendí. Estaban pasando una película, pero mi mente estaba tan ocupada como para fijarse en cómo se llamaba o de que trataba.

Unos golpes fuertes y seguidos sobre la puerta me hicieron brincar en mi lugar y salir de mis pensamientos. Me puse de pie algo asustada. Abrí mis ojos y camine un poco en dirección a la puerta.

Escuche unos gemidos de llanto, fruncí mi ceño ¿Algo malo había pasado?

Los golpes se repitieron otra vez en la puerta. Camine con prisa para abrirla y quedarme fría en mi lugar al verlo allí frente a mí puerta.


–Justin…– susurré.

lunes, 19 de septiembre de 2016

CAPITULO 28



–Yo quiero una Hamburguesa especial doble. – dijo él chico que yo tenía a un lado. Fruncí mi ceño, su voz… se me hacía conocida. – Y una cerveza…– dijo y lo miré, él levanto su rostro y enfoco su mirada en mí dejándome fría, tragué saliva, no podía ser.

No podía creer a quien estaba viendo. Sus ojos se quedaron fijos en mí con un brillo hermoso. Fui a decir algo pero no logré articular palabra, me di la vuelta y camine, bueno casi que corrí, hacía el puesto de comida.

–Lo siento…– tartamudeé. – entregué todo a Samuel. – Se me ha presentado una emergencia. – no dije más nada, y sintiéndome mal por ellos corrí hasta la entrada del muelle. – ¡20 por su taxi! – le grite al señor quien estaba a punto de subir en el taxi, él sonrió y asintió, le entregué el dinero y subí al taxi.

– ¡___! – escuche que me llamó

– ¡SALGA SEÑOR RÁPIDO! – dije casi que gritando, él señor apretó el acelerador y yo mire hacia atrás, donde se veía a Justin con respiración agitada mirando a mi dirección.



*JUSTIN.*


–Broth…– Ryan me palmeó el brazo. Brinque en mi lugar saliendo de mis pensamientos. – Vaya…– sonrió. – ¿En qué pensabas?

Sonreí y suspire mientras negaba con mi cabeza. – Cosas…

–Esas “cosas” ¿tienen nombre de chica? – preguntó, sonreí con ganas. – ¿Estabas pensando en ella verdad?

Asentí y pase la mano por mi cuello para relajarme un poco. – Hace seis meses que no sé nada de ella… desde esa vez que la vi y desapareció…

–No deberías estar pensando en eso… a días de casarte…– Ryan me sonrió. Asentí aun pensando en ella, era inevitable no hacerlo.

Casarme.
Sí.
Levante mi mirada y suspiré… estaba probándome los trajes para ir a la boda.
¿La chica? Hailey… después de todo.

Después de que regrese de aquel viaje de negocios donde vi  a ___... Hailey había decidido regresar, ella quería intentarlo y siendo ella quien me propusiera matrimonio, aunque se vio extraño. Me canse de llamar a ___, luego su celular sonaba desconectado… y ahora no tendría idea de que parte del mundo podría estar.

Admito que ya no me sentía tan mal como hace unos meses atrás, iba a terminar loco pensando donde podría estar y cómo. Pero ahora… solo espero que esté bien. Era momento de… aceptar que el destino no nos quiere juntos.




*___.*


–Si…– sonreí mientras tomaba un sorbo de cerveza. – Es increíble. – reí con Macy Gray mientras Don Benjamín cantaba algo en el Karaoke del lugar.

–Hace seis meses que no te veíamos…– señalo.

–Estuve de vacaciones…– me encogí de hombros. – Bueno, estaba viviendo en otro lugar también. – reí.

– ¿Y qué te hizo regresar? – preguntó curiosa.

–Mi madre… se ha enfermado… y he venido a visitarla… desde hace una semana estoy acá…– sonreí tímida.

–Vaya… espero y se mejore.

–Ya está mucho mejor, era solo una alergia.

–De seguro exagero todo para que así vinieras a verle.

–Estoy segura de eso…– dije sonriendo mientras miraba mis dedos sobre el vaso de cristal lleno de cerveza.

Mi celular sonó y vi en pantalla marcarse un número conocido. Suspire y volví a mirar a Macy Gray.

– ¿No contestaras? – preguntó alzando una de sus cejas, sonreí un poco sin animo y negué con un movimiento de cabeza. – Anda contesta…– insistió esta vez.

–No debería…–murmuré.

–Debes. – sonrió ella. Suspire resignada.

–Bueno te dejo un momento…– dije, ella sonrió y asintió mientras me animaba con las manos a que saliera del lugar y tomara la llamada.

Camine entre las mesas y logre salir del lugar. Me dirigí a un pequeño mueble algo alejado de la entrada del pequeño club y tome asiento. Mi celular comenzó a sonar nuevamente y tome la llamada sin más esperar.

–Hol…

– ¡NO PENSABAS DECIRME QUE YA ESTABAS EN LA CIUDAD! – gritó Fabiana al otro lado del celular, cerré mis ojos mientras trataba de no quedarme sorda.

–Si estoy bien Fabiana, también espero que tú estés bien. – dije con sarcasmo.

–Disculpa por no preguntar. – suspiró frustrada. – Pero entiéndeme que llevo meses esperando que vengas y ahora que estas aquí no avisas.

– ¿Cómo te has enterado?

– ¡No es la respuesta! ¡Además eso no es lo que importa!

–Fabiana… o dejas de gritar o cuelgo…– dije ya cansada.

–Oye… ¿Qué te pasa?

–Pasa que no soporto que estés gritando como loca cuando puedo oírte perfectamente si hablas bajo.

– ¡Ugh! Disculpa…– dijo y se mantuvo callada un momento. – Bueno fui a casa de tu madre a visitarla… a ver como estaba…– suspiro. – Hablando cosas se le salió que habías venido a visitarla.

–Espero no se te salga a ti de la boca algo al frente de tu esposito Ryan o de sus amiguitos INCLUYENDO JUSTIN. – recalqué.

–Bueno, con ese ya no hay problema… como se va a casar anda en los apuros…– iba a continuar hablando pero se mantuvo en silencio.

–Dices que…

– ¡Ugh! Lo siento…– murmuró.

–No importa… está bien…– dije tragando saliva para disolver el nudo en mi garganta y el de mi estómago.

– ¿Segura?

–Sí, si. – suspiré. – Al fin y cabo debemos hacer nuestras vidas ¿no? – sonreí con nostalgia aunque ella no me viera. Hacer nuestras vidas, de eso se trataba… y me lo repetí seguidamente dentro de mi cabeza, me había prometido a mí misma no dejarme afectar por nada referente a él, y eso estaba intentando ahora mismo.

–Ay ___... – dijo en tono triste.

–Y hablando de bodas…– suspire. – ¿Cómo va tu matrimonio? – quise desviar su atención.

–Oh bueno…– suspiró. – Va bien, ya sabes. – la escuche feliz. – Aunque últimamente he estado sola en casa, tiene mucho trabajo y reuniones…– comento como si estuviera perdida en sus pensamientos. – Me da miedo cada vez que va a uno de esos trabajos… aunque van todos… siempre me asusta que no logre regresar ninguno de ellos.

–Estarán bien… saben lo que hacen…

–No debería decírtelo… pero…– guardo silencio hasta el punto que estuve a punto de decirle que hablara de una buena vez. – Están como en un tipo de guerra…– suspiro. – Con una banda allí, me gustaría que estuvieras acá cerca de mí… para que jugáramos a las detectives y poder enterarnos de lo que pasa. – sonreí por su loca idea. – Me mata no saber nada con exactitud, eso lo de solo porque le escuche hablar por teléfono la otra noche… sabes que no les gustan tener a chicas en el trabajo…– suspiro.

–Vaya… pero…– no sabía que decir a este punto no me podía meter en sus vidas, porque estaba intentado salir de ellas.

–Hey…– comentó en voz baja. – Debo dejarte… escríbeme, no seas perra. – dio una risita y sonreí. – Viene Ryan te quiero, chao. – dijo y antes de que yo pudiera decir algo colgó la llamada. Sonreí, ella estaba loca.


––

Me había comunicado con John, hace un par de días, al igual que Fabiana… él también se había molestado conmigo por no haberle avisado nada y haber desaparecido como si nada. No me comento nada de Justin, incluso intento siempre hacer conversaciones que no nos acercaran al tema de Justin y su boda.

Pero estaba a una semana de él casarse, y aunque me dolía… logre no llorar, él había aceptado al igual que yo hacer nuestras vidas. Mi madre ya estaba perfecta, y yo solo estaba esperando el día del vuelo de regreso New York, donde me había empezado a hospedar en un hotel hace tres meses atrás.

Pero necesitaba… desahogarme.
Pasa que… hay momentos que te puedes mostrar fuerte, y puedes soportar todo, incluso si algo malo escuchas o pasa y te decides a que no te afecte… no lo hará. Pero llega un momento que todas esas cosas te llenan, y te empiezan afectar de alguna u otra manera… y solo debes… soltar, dejar salir todo… aunque sea por un momento… debes hacerlo.

Así que… me dirigí en taxi a la montaña a donde una vez los chicos me habían llevado una vez hace años atrás.

Regresar al lugar me trajo muchos recuerdos, pero me hacía sentir en paz, de alguna manera u otra… me sentía segura en este lugar. Un vacío había inundado mi pecho, sentía como se hacía espeso el aire en mis pulmones… recordar todo… me dolía, saber que pudimos haber sido algo y no fuimos. Aquí, en este mismo instante, me estaba dejando afectar por todo, él estaba a punto de casarse, y no era conmigo, y aunque me lo negué a mí misma todo este tiempo… seguía amándolo con la misma intensidad desde hace un año atrás.

Sabes cuando has pensado que ya has superado eso, que crees que no te afectara más… pero llega un día, donde te dejas inundar por los recuerdos, te dejas sentir otra vez, vuelves a recordar lo bonito que se sentía… los buenos momentos juntos… incluso los malos momentos… y ahí te vez, amándolo otra vez… pero no puedes hace nada, porque él está a punto de casarse ahora… y no, no es contigo exactamente, esta vez no eres tú la novia. Y debes aceptarlo, porque fuiste quien propuso que debían seguir el destino y dejar que pasara lo que pasara, porque te cansaste de luchar, de sentirte mal, te cansaste de siempre llorar… pero una parte muy interna de ti te pregunta si… en algún momento ¿Debiste seguir intentándolo?

Si lo fueras intentado otra vez… ¿Cómo fueran las cosas ahora?

Pero no puedes volver atrás esta vez… él ha tomado la decisión desde antes, esa decisión que te hizo cambiar, cambiar tu forma de ser, tu forma de pensar. Esa decisión que te hizo darte de cuenta que mereces algo mejor a… siempre estar sufriendo o llorando, sintiéndote mal… Porque sabes que cuando arreglan todo… todo puede ser color de rosas luego… pero inevitablemente siempre hay algo que lo daña, y vuelve, todo vuelve, las peleas, los malos momentos, el sentirte mal, el llorar cada noche.

Me di de cuenta que estaba llorando, sí, como lo había hecho ya varias veces hace mucho tiempo, estaba llorando lo que me dolía, me estaba dejando afectar, lo estaba dejando salir, agarré con mis manos algo de pasto y los envolví en mis puños mientras la ira, el enojo, la tristeza… el dolor… me destrozaban por dentro.

Apreté mis dientes y cerré mis ojos con fuerza, quería de alguna manera que todo saliera y dejara de doler. Me levante del suelo y me puse de pie, camine hasta una de las orillas de la gran  montaña llena de colores y vida. La brisa golpeaba mi cuerpo, y no lo pensé abrí mis brazos a los lados y al mismo tiempo... Grité. Grité lo más fuerte que puede. Grite desatando la rabia que sentía porque mi vida fuera de esta manera. Grite por el dolor de sentir un amor perdido. Grite porque aun lo amaba y no quería seguir haciéndolo. Grite… porque… dejaba ir todo.

Abrí mis ojos y vi el eco de mi grito ir sobre la ciudad… se iba, tan libre, libre como quería yo sentirme.


–No lo hagas más…– escuche la voz masculina detrás de mí.


.

lunes, 22 de agosto de 2016

CAPITULO 27


–­Broth…– escuche a Ryan llegar a la mesa del comedor, levante la mirada y sin decir nada la baje otra vez y metí una cucharada de cereal en mi boca. – ¿Dónde está Hailey? No la he visto hoy…– pregunto frunciendo su ceño mientras miraba alrededor.

–Se fue…– dije mientras volvía a meter otra cucharada de cereal.

– ¿Cómo así? ¿Pelearon? – preguntó, yo negué con un movimiento de cabeza. – ¿Qué paso broth?

–Solo no podíamos estar juntos…– suspiré y metí la última cucharada de cereal que quedada en mi plato.

– ¿Cómo paso? – pregunto aun confundido.


– ¿Seguirías conmigo si yo fuera él mismo de antes? – la mire a los ojos de forma sería. – Dime. – le presione. Ella bajo su mirada y negó con un movimiento de cabeza.

–Me daba miedo en ese entonces tu forma de ser en la vida…– comentó sin mirarme. – Y lamento que aun siga temiendo a eso. – levanto su mirada hacía mí. – ¿No eres el mismo de antes, cierto?

Negué con un movimiento de cabeza. – No…– suspiré. – En ese momento me llevaron preso por una injusticia, una equivocación… no había matado a nadie. – la mire a los ojos. – Pero ahora… si he matado personas, y lo seguiré haciendo si de eso vale el que yo y mis amigos estemos bien.

Ella abrió su boca dejando salir un poco de aire mientras unas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. – Entonces… Justin…– trago saliva.

– ¿Seguirás conmigo? ¿Podrás llevar esta vida conmigo? – le pregunte, ella respiro profundo y mientras unas lágrimas caían por su mejilla ella negó con un movimiento de cabeza.

–Lo siento…– susurró.

–No importa…– le di una pequeña sonrisa con algo de nostalgia.

–Creo que solo vine a dañar las cosas entre esa chica  y tu…

–No lo veas así, son cosas que van a pasar, solo eso.

– ¿Ella si te acepto así?

–Me defendió hasta el punto de dar su vida por mí…– le dije mirándola a los ojos.

–Deberías buscarla…

–Luego…– comente haciendo una mueca.


–Vaya…– suspiró Ruan y paso las manos por su cabeza. – No sé qué decirte men…

–Si sabes… dilo.

–Vale…– respiro profundo. – Eres un tremendo idiota…

–Lo sé. – acepte asintiendo.

–Debías haber valorado a ___, quien dio todo por ti…

–Lo sé, lo sé, soy un imbécil. – solté y lleve las manos a mi cabeza. – Ahora no sé qué hacer… ella no me responde nada, ni una llama ni nada, he ido a su casa hoy tres veces… aparte de ayer. – trague saliva y lo mire.

–Broth… no la encontraras…

–No seas tan positivo Ryan…– le dije con sarcasmo.

–Broth… es que… escuche a Fabiana que hablaba con ___ ayer por celular…

– ¿Y? – presione para que continuara.

–Bueno escuche que se fue de viaje…– dijo bajando la mirada.

– ¿A dónde se fue? – le mire, él negó con la cabeza. – ¿Dónde está Fabiana? Ella debe decirme donde está.


*___.*


–Servicio a la habitación. – escuche la voz masculina y suspire algo relajada antes de abrir la puerta. Relaje mis hombros al comprobar que realmente era el chico del servicio a la habitación.

–Su orden señorita…– dijo, asentí dándole paso a la habitación. Él entro junto al pequeño carrito de comida y lo dejo en el pequeño pasillo de la entrada de la habitación.

–Gracias…– le dije, él asintió sonriendo.

–Siempre a su orden. – comentó antes de retirarse por completo de la habitación.

Tome un par de cosas del carrito y fui hasta la mesa a comer. Suspire mientras metía un bocado de comida en mi boca y miraba la hermosa vista que me brindaba el balcón, era una noche tranquila, con una brisa fresca.

Moví los dedos de mis pies debajo de mis medias y mire el plato vació frente a mí. Cerré mis ojos y pensé en que si debía abrir o no los mensajes que había en mi celular, pero mi acción siguiente fue levantarme de la mesa y llevar los platos al carrito de comida. Tome un par de golosinas que había pedido para comer mientras veía las películas.

Luego de un rato, a mitad de la película, mire mi celular mientras tragaba un poco de chocolate que mantenía en mi boca. Suspire, la pantalla volvió a iluminarse, esta vez con una llamada, mordí mis labios y la vaga idea de atender la llamada se cruzó por mi mente, pero la deseche rápidamente.

No falto mucho para que la pantalla volviera a iluminarse esta vez con un mensaje. Trague saliva. Joder ___, deja de ser tan cobarde y hazle frente a lo que está pasando. Me regañe a mí misma.

6 mensajes y 23 llamadas perdidas.

Justin:
Nena, por favor atiende.
Hora: 09:19 pm.

Justin:
Sé que fui un estúpido, pero atiende las llamadas.
Hora: 09:23 pm.

Justin:
Está bien, está es la última llamada que te haré.
¡Atiende de una jodida vez!
Hora: 09:54 pm.

Justin:
___, por favor atiende.
Dije que sería la última hace rato… pero joder…
Hora: 10:20 pm.

Justin:
Nena… atiéndeme...
Ya perdí la cuenta de cuantas llamadas van L
Hora: 10:37 pm.

Justin:
Pasaré en esto toda la noche hasta que te dignes a contestarme L
¿Puedes apiadarte de mí? L
Hora: 10:53 pm.

Suspire y deje otra vez el celular sobre mi cama. Me recosté a las almohadas y cerré mis ojos. ¿Qué debía hacer? me preguntaba una y otra vez. Si le contestaba… me estaría traicionando a mí misma, porque para eso hice el viaje, para alejarme de todo.

Abrí mis ojos y en el mismo instante la pantalla se ilumino está vez mostrando su nombre en una llamada entrante. Tome el celular y deslice mi dedo sobre la pantalla para luego llevarlo a mi oído.

–Justin. – fui a decir algo más pero él me interrumpió.

–Por el amor a Dios… al fin respondes. – suspiró. Apreté mis labios para omitir una pequeña sonrisa por su tono de voz. – Pensé que no contestarías…

– ¿Y entonces porque seguías insistiendo?

–Porque necesitaba hablar contigo…– escuche su voz calmada y apagada.

– ¿No podías esperar hasta mañana?

– ¿Estabas ocupada acaso?

– ¿Justin crees que las personas no duermen?

–Perdón si estabas dormida…– dijo. – Desde las ocho. – pronuncio con sarcasmo.

– ¿Llamabas para eso? – levante mi ceja aunque él no pudiera verme.

–No… llamaba para…– respiro y todo se quedó en silencio un momento. – Quería pedirte perdón por todo ___. – cerré mis ojos para escuchar su voz. – Sé qué fui un imbécil.

–Lo eres.

–Lo soy. – sonreí. – Pero ___, me di de cuenta que eres tú lo que quiero en mi vida…

– ¿Y Hailey?

–No se compara contigo…– suspiro. – No me pude dar de cuenta antes que ella no es la chica que está hecha para estar en mi vida. – apreté mis labios.

–Yo tampoco lo soy, Justin…

–No, si lo eres. – se apresuró a decir. – Ella no me acepta, nunca me ha aceptado con él tipo de vida que llevo… y tu… tu nunca te fijaste en eso, no te importo cuantas personas haya matado, o en cuantos problemas me haya metido, tu siempre estuviste allí.

–Pero Justin…

–No ___, escúchame, sí, fui un imbécil al pensar que podía regresar con ella y todo sería tan bonito como antes, pero me equivoque, no vi la persona que tenía frente a mis ojos, la que daba todo por mí sin pedir nada a cambio. – apreté mis labios y contuve un sollozo a este momento ya estaba llorando. – No pensé en todo lo que había hecho por mí. – levante mi mirada hacia arriba viendo la lámpara que iluminaba la habitación. – Yo a cambio, le pague de mala manera, de la peor manera, te pague. – guardo silencio. – Perdóname ___, fui un imbécil… pero perdóname, perdóname esta vez.

–Justin… entendí que… el destino… no nos quiere ver juntos…– suspire y sorbí mi nariz. – Tanta adversidades, tantos problemas, tantos desafíos…– cerré mis ojos. – Siempre nosotros luchando contra todo para continuar juntos y a pesar de eso… la vida siempre nos puso en frente de que no debíamos estar juntos…

–No ___, no, el destino lo hacemos nosotros…

–Justin. – le interrumpí. – No puedo… yo… quiero tener una vida normal. – me encogí de hombros. – Quiero tener una cita, quiero salir sin miedo a que me vayan hacer algo…

–Tú nunca me dijiste que sentías miedo al salir conmigo…

–No lo sentí. – suspiré. – Tampoco quiero sentirlo… pero quiero intentar tener una vida normal.

–Nunca la vas a tener ___, estás hecha para vivir conmigo. – dijo con su voz ronca, lleve las manos a mi boca para contener más el sollozo. – Sabes que estamos hechos para vivir juntos ___... por favor…

–Justin… no insistas… realmente quiero intentarlo…

– ¿Entonces por qué lloras? – pregunto. Negué con mi cabeza como si él pudiese verme.

–Es tarde ya… debo dormir…

– ¿Dónde estás?

–Fuera de la ciudad…

–Dime donde e iré hasta allí nena…

–No Justin…– sonreí sin ánimos.

–___...


–Justin…

– ¿Responderás luego?

–Solo si no seguirás insistiendo…

–Será difícil. – dijo. Sonreí y asentí. – Pero quiero saber de ti siempre… así que sacrificare eso…

–Está bien…

–Te dejare dormir entonces…

–Gracias…

–Buenas Noches nena…

–Buenas Noches Justin.


––


Suspire, hacía algo frió así que se veía el humo blanco salir por mis labios, mire a mi alrededor, estaba solo el lugar, junte mis manos y a pesar de llevar guantes estás estaban congeladas. Camine más hacia la orilla y mire el final del lago, donde se encontraba con una pequeña montaña.

Una brisa fría golpeo mi cuerpo haciéndome estremecerme. Cerré mis ojos y sin poder evitarlo una lagrima cayo por mi mejilla.

Allí me encontraba… sobre el puente de madera, nada había cambiado y ya iba hacer un año después de todo. Tragué saliva. Mire a mí alrededor y suspire sin poder dejar de llorar.


Lo vi caminar hacia mí con una hermosa sonrisa, esa que te llena la vida de luz, de alegría. Sonreí tímidamente bajo su atenta mirada. – Pensé que no vendrías…– dijo sonriendo mientras se acercaba más a mí.

–Pues aquí estoy ¿qué esperabas? – dije encogiéndome de hombros.

–Pensé que no te dejarían venir…– bromeó.

–Tonto. – sonreí. Él termino de llegar a mí y me envolvió en sus brazos en un reconfortante abrazo. – ¿Cómo estás? – le pregunte.

–Pues bien, de estar aquí y verte, tú ¿cómo estás?

–Nada mal…– le sonreí.

–Pensé que no habrían personas aquí…– sonrió mientras pasaba su brazo por encima de mis hombros y comenzábamos a caminar hasta el final de puente de madera.

–Yo igual…– dije sonriendo.

–Perdón por eso. – rió.

–No importa.

– ¿Cómo está todo en casa?

–Está bien, todo está más tranquilo…

–Bueno…– suspiro. – Mira esto. – señalo hacia el final de lago, sonreí, había tanto frío que no lograba verse la pequeña montaña por la neblina.

–Es hermoso…– sonreí.

Él asintió, le vi separarse un poco de mí y quitar su bolso de encima de donde saco una pequeña sabana y la extendió en el suelo. – Señorita…– señalo hacia el piso en señal de que yo me sentará sonreí. Asentí y me senté, él me devolvió la sonrisa. – Acá traje…– sacó un pequeño termo. – Algo de chocolate caliente…

–Rico…– murmure.

–Sabía que haría falta en este día…– sonrió mientras se sentaba a mí lado.

–Gracias…– le dije sonriendo.


Sequé mis lágrimas y mire a mi alrededor, no había nadie, el lugar estaba solo, y por un momento… desee ver a Austin venir a mi como ese día. Mire el suelo, exactamente en donde estábamos ese día, suspire y me senté allí sobre la fría madera, la vista era la misma, pero no estaba él, y lo extrañaba.

Hay veces en que llegas en esos momentos de tu vida cuando todo lo que quieres es regresar al momento de tu pasado, donde todo, por alguna simple razón, parecía ir bien. Quieres comenzar desde ese momento, hacer cosas que no hiciste, y no hacer las cosas que hiciste para que nada llegara a como está ahora.

Empiezas a estudiar cada momento, buscando saber en qué parte te equivocaste y no das con el error. No sabes si toda la equivocación fue desde un principio… o solo de un tiempo para acá. Todo lo que deseas es que todo fuera bien, que todo marchara de acuerdo a como querías.

Recordé a Austin… y aunque no pensaba que lo haría, en estos momentos… me sentí arrepentida, arrepentida por no haber compartido por completo cada momento con él. Porque no pude interrumpir su plan, porque ahora quisiera estar casada con él, y no extrañándolo y pasando por este sufrimiento de no poder estar con una persona a la que amas.

Porque me sentía mal por él, porque él decidió que lo mejor sería irse y dejarme a mi ser feliz con Justin. Sin saber que con él… posiblemente podía ser feliz, y estaba completamente segura de que lo sería, él tenía todas las características para hacerme feliz.

Abrí el pequeño termo y tome un sorbo de chocolate caliente. Suspiré y cerré mis ojos para volver a recordar ese momento. – Si estuvieras aquí quizás todo fuera tan diferente…. – susurré al aire.

––

Había pasado un mes, mire alrededor de mi habitación. Un mes, sola, pensando y reflexionando sobre todo en mi vida.

A veces… algunas noches, Justin me escribía preguntando como estaba o que hacía… simplemente le respondía… pero no era tan frecuente, era simplemente a veces…

Mire el reloj de la pared, ya era hora, había conseguido un pequeño empleo en uno de los puestos de comida en el puente de madera y aunque no necesitaba dinero porque tenía de sobre por lo que Austin me había dejado en la cuenta del banco aun así decidí tomar un trabajo para tener algo que hacer. Y estaba pensando seriamente rehacer mi vida aquí, en Denver–Colorado.

Todo había marchado bien desde que había decidido ir al puente por primera vez sola desde tanto tiempo y tener una “charla” con Austin. Aunque cualquiera que me viera pensaría que estaba loca por hablar sola pero… yo sabía que él me escuchaba en cualquier lugar donde estuviese.

––

–Ya puedes empezar…– me dijo Samuel al terminar de colocar las mesas. Asentí y tome un pequeño bote de agua y un pañuelo.

–Vengo en un momento. – les sonreí. Ellos asintieron, estaba empezando a caer la noche, así que me apresuré a limpiar las mesas y arreglarlas, Samuel me ayudo a colocar los envases de salsas y sal, en pocos minutos terminamos. Fui a guardar todo y me lave las manos para prepararme y atender a las personas que llegaran a comer.

Luego de un rato todo seguía tranquilo como todas las noches, los clientes esperaban sus turnos y eran muy amigables. Una nueva mesa se llenó de un par de chicos todos con gorros porque la noche era igual de fría desde hace unos días para acá, tanto así que algunos no pedían cerveza sino café o chocolate caliente.

Tome mi pequeña lista para ir a tomar nota de la orden de la mesa 13, donde estaban los chicos. Camine con calma entre las mesas y llegue a la mesa de los chicos. Suspire y antes de yo poder decir algo uno de ellos hablo dándome su orden sin levantar la mirada del menú, fruncí mi ceño, eran extraños.

–Yo quiero una Hamburguesa especial doble. – dijo él chico que yo tenía a un lado. Fruncí mi ceño, su voz… se me hacía conocida. – Y una cerveza…– dijo y lo miré, él levanto su rostro y enfoco su mirada en mí dejándome fría, tragué saliva, no podía ser.


No podía creer a quien estaba viendo.